lunes, 23 de mayo de 2011

ANILLO INTRAVAGINAL

El anillo es un aro flexible de unos 5cm de diámetro -como si fuera sólo el aro del diafragma- que se coloca en el cuello del útero y que va liberando hormonas. Cumple la misma función que las píldoras anticonceptivas. Se usa durante tres semanas y luego se quita –en el mismo día de la semana en que fue insertado- y en esa cuarta semana se presenta el período. La semana siguiente se pone un nuevo anillo. Por ejemplo, si el anillo se inserta un lunes alrededor de las 8 de la mañana, deberá ser extraído también un lunes, 3 semanas después, aproximadamente a la misma hora. El lunes siguiente se deberá insertar un nuevo anillo.Durante la semana de descanso no hace falta usar otro método anticonceptivo si el anillo ha sido utilizado correctamente. El médico debe prescribir el anillo intravaginal, evaluar si es el método adecuado para esa persona e indicarle dónde conseguirlo.
La mujer lo introduce con su mano en la vagina y lo ubica en el cuello del útero, eligiendo la posición que le resulte más cómoda para su inserción, por ejemplo, de pie con una pierna levantada, en cuclillas o recostada. Lo retira a las tres semanas, enganchando el anillo con el dedo, y una semana más tarde coloca otro nuevo.
El primer anillo que se utilice debe ser colocado el primer día de la menstruación. Como todos los métodos hormonales, su efectividad es alta y alcanza el 99%.  Basta con dejar de utilizar el anillo intravaginal para que se restablezca el ciclo normal y la fertilidad.
Si se sale, hay que volver a ponerlo en su sitio, teniendo en cuenta que si permaneció fuera de la vagina durante más de 3 horas en la primera o la segunda semana de uso, la eficacia anticonceptiva puede disminuir. Habrá que volver a insertarlo lo antes posible y usar un método de barrera, como por ejemplo un preservativo, hasta que el anillo haya permanecido en la vagina en forma continua durante 7 días.
Si no es posible retirarlo, conviene ver al ginecólogo. Si alguna de las dos situaciones se da con frecuencia, el profesional deberá evaluar qué está sucediendo y analizar si ese método es el indicado para esa paciente.
No hay que estar pendiente de él todos los días (como sucede con la pastilla, que debe tomarse a diario), se cambia sólo una vez al mes. Previene el cáncer de útero. Es discreto y nadie tiene por qué saber que se lo está utilizando. Se pueden realizar todo tipo de actividades físicas, incluso natación, con el anillo puesto. No produce molestias a nivel digestivo, como puede suceder con los anticonceptivos orales.
Una desventaja es que, al igual que todos los métodos hormonales, no previene el contagio de enfermedades de transmisión sexual, por lo que debe combinarse con preservativo excepto que se trate de una pareja estable que se haya hecho el test de HIV y que sea absolutamente fiel. En ocasiones, puede sentirse durante el acto sexual y su colocación puede resultar engorrosa hasta que la mujer se acostumbra.
Como cualquier anticonceptivo hormonal, puede provocar dolores de cabeza o tensión mamaria, pero en menor medida ya que contiene la mitad de hormonas.
Los anticonceptivos hormonales que contienen estrógeno y progesterona no son adecuados durante la etapa de lactancia.


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